Entre 1975 y 2016, el número de
niños y adolescentes obesos se multiplicó por once en todo el mundo, de 11
millones a 124 millones, según un análisis publicado el año pasado por la
revista especializada The Lancet, la Organización Mundial de la Salud y UNICEF.
En el 2019 y 2020 la situación se agrava con la Pandemia por Coronavirus,
cuando los niños han dejado de ir al colegio y las medidas de aislamiento
tampoco favorecen la realización de actividad física.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y la mayor preocupación de los especialistas radica en que los niños obesos y con sobrepeso, por lo general, lo siguen siendo en la edad adulta, con todos los problemas de salud que eso significa.
La obesidad infantil se asocia a una mayor probabilidad de
muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta, además de padecer a edades
más tempranas enfermedades no transmisibles como:
Enfermedades
cardiovasculares, principalmente cardiopatías y accidentes vasculares
cerebrales.
- Diabetes.
- Trastornos del aparato locomotor, especialmente artrosis.
- Ciertos tipos de cáncer como de endometrio, mama y colon.
Como guía, la Organización Mundial de la Salud entrega las siguientes recomendaciones generales para mantener hábitos saludables y evitar las consecuencias de una mala o:
•Aumentar el consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.•Reducir la ingesta total de grasas y sustituir las saturadas por las insaturadas.
•Reducir la ingesta de azúcares.
Mantener la actividad física: realizar un mínimo de 60 minutos diarios de intensidad moderada o fuerte que sea adecuada para la fase de desarrollo y que incluya diversas actividades.
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